domingo, 28 de agosto de 2011

Cuento:

Aquì les traigo u cuento, no de aquella època sino de la mia, una vivencia que refiriò un tìo ya fallecido....

Mi tìo RAMÒN - yo era su sobrina preferida- viviò muchos años con nosotros. Era un hombre muy preparado, se habìa autoeducado, leìa mucho y tenìa un vocabulario admirable. Era muy buenmozo, cantaba lindo, especialmente, los tangos. Sus conversaciones eran amenas. Una noche nos narrò algo que le pasò.....
Saliò del cine, en Caracas, la capital de Venezuela, a su lado iba una dama toda vestida de negro. Se parò en espera del autobùs, para dirigirse a nuestra casa y la mujer tambièn. Al ratico, entablaron una conversaciòn. La mujer lo convenciò que la acompañara a su casa que quedaba cerca de donde estaban. Mi tìo accediò - ni corto ni perezoso- jajajaja. Cuando llegaron, la mujer le diò la llave a mi tìo para que abriera el enorme portòn y zuasss, le diò tremendo empujòn y cerrò nuevamente el mismo. Mi tìo quedò en tremenda oscuridad y empezò a tantear recostàndose por la pared para buscar un encendedor de luz, de pronto, sintiò las manos mojadas, oliò y era sangre!... Se empezò a desesperar, siguiò buscando, hasta que encendiò la luz, en eso, la mujer abriò la puerta y estaba con un policìa al que le decìa, EL FUE, EL FUE EL QUE MATÒ A MI MARIDO!. Mi tio absorto por lo que estaba sucediendo se diò cuenta que la sangre pertenecìa a un hombre que estaba inerte en el suelo, desangràndose... Mudo y boquiabierto, mirò al policìa que se le acercaba y le ponìa las esposas mientras le decìa: usted va preso!...
Menos mal que entonces, en ese preciso instante, mi tìo se despertò, ERA UNA TREMENDA PESADILLA!....

Trina Leé de Hidalgo

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